CAMPAÑA DEL ENFERMO
2015
“SALUD Y SABIDURÍA DEL CORAZÓN: Otra mirada es posible con un
corazón nuevo”
Comienza una nueva Campaña del Enfermo que este año
nos invita a buscar la Sabiduría y cambiar la mirada. En nuestro día a día, en
nuestras tareas y desvelos, en nuestros ánimos y desánimos internos, en
nuestros encuentros y desencuentros…
vivir desde lo profundo y “mirar” desde el corazón, es posible. Esta actitud nos ayuda a estar en mayor armonía
con nosotros mismos y las circunstancias que se nos den: aceptación y acogida de
aquello que nos toca vivir y de las personas que están en nuestras vidas.
“Vivir con los
mismos sentimientos y actitudes del Señor” nos dice Pablo, ésta frase
aparentemente sencilla es todo un proceso y un camino en nuestra vida. La posibilidad de abrirnos y renovar el corazón, es tarea, es Don, y es el mejor
regalo que podemos hacernos unos a otros.
Con ese deseo para cada uno, les invitamos a acoger y
difundir la campaña. Que los enfermos
estén en el centro de nuestro corazón y nuestra mirada.
A continuación les ponemos las Orientaciones del
Departamento nacional y la
liturgia Un saludo ¡Feliz Campaña!
NOS REUNIREMOS EN LA CASA DE LA IGLESIA EL LUNES 9 A LAS 17:30 PARA PRESENTACIÓN DEL MATERIAL Y CELEBRACIÓN ANUAL DEL INICIO DE CAMPAÑA
NOS REUNIREMOS EN LA CASA DE LA IGLESIA EL LUNES 9 A LAS 17:30 PARA PRESENTACIÓN DEL MATERIAL Y CELEBRACIÓN ANUAL DEL INICIO DE CAMPAÑA
ORIENTACIONES
Como en años anteriores, un mismo tema
nos une para realizar la Campaña del Enfermo desde la Jornada Mundial, 11 de
febrero, hasta la Pascua el 10 de mayo, VI domingo de Pascua: “Salud y sabiduría del corazón”.
Cuando el Consejo Pontificio nos propone este tema pretende
hacernos descubrir que en este tiempo nuestro, en el que sólo
cuenta lo que ‘reluce’ y lo efímero, la sabiduría del corazón consiste en la
recuperación de la mirada hacia el hombre doliente con actitud contemplativa.
De ello se sigue, además, la toma y
re-visionado del sentido del sufrimiento y de la oración según la Sabiduría de
Dios. Y nos llama a revisar nuestra mirada y nuestras motivaciones-actitudes de
los agentes de pastoral a la luz del corazón compasivo de Cristo.
Ofrecemos
estas sencillas “ORIENTACIONES” como material que puede ayudar a una necesaria
preparación y celebración en los diferentes ámbitos –nacional, interdiocesano,
diocesano y local– a las Delegaciones Diocesanas y, por ello, a cuantos deseen
colaborar activamente para lograr que la Campaña sea una realidad pastoral
fecunda en nuestra Iglesia.
Madrid, octubre de 2014
RAzones PARA ELEGIR el
tema y ENFOQUE DE LA CAMPAÑA
Al
tema central de la Campaña de este año “Salud
y sabiduría del corazón” el equipo nacional hemos pensado añadirle un lema
“Otra mirada es posible con un corazón
nuevo”, que de alguna manera recoge la concreción del mismo. La mirada de
Dios y su Hijo sobre el enfermo y quien sufre, es una mirada distinta a la de
la sociedad en general. Mirada que nace de un corazón nuevo y proyecta a un
cambio de actitudes que transformen también nuestro corazón desde esa sabiduría
del Padre. A continuación indicamos las razones del tema y el posible enfoque:
1.
El sentido de Iglesia y vivencia de comunión uniéndonos a la
propuesta del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud al ofrecer como
tema para la Jornada Mundial del Enfermo 2015: “Salud y sabiduría del corazón”,
con el lema: “Yo
era ojos para el ciego, yo fui pies para los cojos”.
2. En continuidad con la Evangelii
Gaudium. En este momento de la Iglesia en que el Papa
Francisco nos invita a volver a Jesús, necesitamos recuperar sus mismas
actitudes. La Exhortación nos invita a hacer una reflexión sobre nuestras
tentaciones como evangelizadores, y a anunciar el Evangelio con nuevas
actitudes y lenguajes. Llamada a abrir nuestros ojos para descubrir donde están
hoy los enfermos, cómo están siendo acompañados y visibilizados en nuestra
sociedad e Iglesia, y transformar el corazón de las mismas para que los
pongamos al centro de nuestras preocupaciones y atenciones, como hizo Jesús.
3. Porque hoy los
enfermos y ancianos continúan estando poco visibilizados en nuestra
sociedad. El mismo Papa Francisco ha alertado en varias ocasiones sobre el
‘descarte’ de enfermos y ancianos.
4.
Somos
invitados a dejarnos llenar y llevar por
la sabiduría de Dios: “La amé y la busqué desde mi juventud y la
pretendí como esposa. Así
pues, decidí hacerla compañera de mi vida, sabiendo que sería mi consejera en
la dicha y mi consuelo en las preocupaciones y la tristeza. Pero, al comprender que no la alcanzaría, si Dios no me la daba, acudí
al Señor y le supliqué, diciéndole de todo corazón: «Dios de los padres y Señor de la misericordia, dame la sabiduría»” (Sab. 8,2.9.21; 9,1.4). Conscientes de
que si nosotros no la tenemos no podemos transmitirla.
5. Tenemos necesidad de abrir nuestra mirada también
a la sabiduría que nace de Dios hacia quien sufre. Sabiduría pastoral mostrada y reflexionada en la Campaña 2013 bajo
el icono del Buen Samaritano: al enfermo lo ve, se para, se inclina hacia él,
se hace cargo de su necesidad y su problema, carga con él, y encarga a otros la
tarea de continuar su cuidado.
6.
Llamados
a vivir el compromiso social. «Desde el corazón
del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y
promoción humana, que necesariamente debe expresarse y desarrollarse en toda
acción evangelizadora. La aceptación del primer anuncio, que invita a dejarse
amar por Dios y a amarlo con el amor que Él mismo nos comunica, provoca en la
vida de la persona y en sus acciones una primera y fundamental reacción:
desear, buscar y cuidar el bien de los demás» (E.G.178). Por tanto, el creyente y toda comunidad cristiana no
pueden escapar a esta llamada: comprometerse activamente en el cuidado integral,
promoción y defensa del enfermo y de la salud.
7.
Cada
Campaña del Enfermo es, o ha de ser, una nueva oportunidad evangelizadora. Evangelización
marcada por la Alegría: «La persona que viva en profundidad la alegría del
Evangelio adquiere mayor sensibilidad ante las necesidades de los demás»
(E.G.9). «El mundo de la salud y de la
enfermedad es hoy, igual que ayer, lugar privilegiado para la nueva
Evangelización: Jesús anuncia el Evangelio del Reino curando, y confía a
sus discípulos la misión de curar» (Mt 10,1) (Congreso Iglesia y Salud).
8.
El
cartel de la Campaña 2015 trata de mostrar estas ideas. Partiendo
de saber que va a estar presente en hospitales, residencias y otros lugares de
evangelización misionera, hemos querido resaltar en él: un niño-joven portando
un corazón nuevo, la fragilidad de las personas que llevamos en nuestras manos,
la prioridad de la atención a los más frágiles. Estamos llamados a mirar de una
forma nueva a las personas –al estilo de Jesús- y cuidarles desde las claves de
la sabiduría divina.
9. Es también el Año
de la Vida religiosa. En él deseamos contemplar, aprender y enriquecernos
con el testimonio de tantos consagrados; agradecer la inmensa labor que han
hecho con los enfermos, también de las vidas entregadas en este servicio. Y
animar y fortalecer la ilusión de nuestras comunidades religiosas para que
sigan siendo motor de atención y respuesta esperanzada a tantos retos que se
nos plantean cada día en el mundo de la salud.
10. Celebramos,
además, los 50 años de la Conclusión
del Concilio Vaticano II (1965). Es
una llamada a retomar sus líneas pastorales básicas: Iglesia como Pueblo de
Dios (LG), que escuche y acompañe los sufrimientos y los gozos de la gente
(GS); el valor central de la Palabra de Dios en la vida del enfermo y de los
agentes pastorales (DV); profundizar en la Liturgia (SC) especialmente en los
sacramentos propios de la enfermedad; una llamada a la Misión ‘ad gentes’ (AG),
a salir al encuentro de las gentes más necesitadas; y el papel fundamental del
laicado en toda ella (AA).
11. El
Papa nos recordará en su Mensaje que la Sabiduría
del corazón es servir al hermano, es estar con él, es salir de sí hacia el hermano y ser solidarios con
él sin juzgarlo.
12. La familia. ¡Qué gran
papel el suyo! y ¡qué difícil a veces! Debemos
reconocer y valorar siempre su entrega, su testimonio, pero también cuidarles
pues muchas veces necesitan apoyo, cercanía, escucha y ayuda para vivir de
manera más sana, humana y cristiana la enfermedad de su ser querido. Ellos son
el rostro diario de la caridad junto al enfermo, pero necesitan también
sentirse amados por Dios y por la comunidad de fe.
13. Los Religiosos y
Religiosas. En
este año de la Vida Consagrada retomamos la llamada que se nos hace desde la
Iglesia: “Cuidar a los enfermos en
nombre de la Iglesia, como testigos de la compasión y ternura del Señor, es el
carisma propio de las comunidades religiosas” (RUPE, 57). Resaltar su testimonio de entrega, incluso a veces con la
donación de la propia vida, es también un deber en nuestras comunidades en esta
Campaña. Así como
revitalizar la presencia de los religiosos en el servicio a los enfermos, no
sólo en los centros propios, sino en las comunidades parroquiales y en las
casas.
14. Los Profesionales Sanitarios y los
Voluntarios. Estas experiencias se extienden a todos los que ejercen
de manera desinteresada el propio servicio al prójimo que sufre. (Salvifici
Doloris, 29). Vosotros sois «reservas de amor», que
lleváis serenidad y esperanza a los que sufren. También vuestro testimonio de amor
es signo de otra mirada distinta que lleva en su interior corazones nuevos y
renovados por el Espíritu.
15. Los Obispos y Sacerdotes. «Aunque se deben a todos, de modo particular, sin embargo, se les
encomiendan los pobres y los más débiles... tengan la mayor solicitud por los
enfermos y moribundos, visitándolos y confortándolos en el Señor» (PO, 6). En
una cultura de la indiferencia, “tengan el valor de ir contracorriente (…)
contemplando, adorando y abrazando a Cristo en el encuentro cotidiano con él en
la eucaristía y en las personas más necesitadas”. (Papa Francisco en la Misa
con los obispos, sacerdotes, religiosos y seminaristas. JMJ 2013).
16. Las comunidades. Requiere en todos los cristianos una
conversión de mente, corazón y obras para conformarse a la sabiduría de Dios.
Porque la atención a los enfermos no es “monopolio de
nadie, sino deber y responsabilidad de todos” (Evangelium
Vitae, 90).
OBJETIVOS DE LA
CAMPAÑA
1.
Sensibilizar a los creyentes
sobre la necesidad de contemplar a los que sufren y a la sanidad con ojos nuevos. Y a la sociedad entera sobre la
necesidad de romper con la cultura de la indiferencia ante el sufrimiento y los que sufren hoy;
de descubrir su situación y sus causas, y comprometernos activamente.
2.
Iluminar, revisar y purificar
nuestras actitudes y comportamientos con los enfermos y los que sufren a la luz
de Jesús y de su Corazón misericordioso hacia ellos.
3.
Mostrar la labor evangelizadora, entre los enfermos, de las
Comunidades religiosas y de tantos consagrados.
4.
Promover el
compromiso
de la comunidad cristiana y de la sociedad con los que sufren, que se
traduzca en acciones realistas y creativas, individuales y colectivas, de
atención a los mismos.
5. Celebrar la fe junto a
enfermos,
familias, profesionales, instituciones, voluntariado, etc., y difundir,
apoyar y agradecer su tarea y entrega.
Destinatarios
de la Campaña
·
Los enfermos y sus familias.
·
Los Profesionales de la Salud.
·
Los servicios de asistencia religiosa
de los hospitales.
·
Las instituciones sanitarias y
sociosanitarias, especialmente las de la Iglesia.
·
La jerarquía de la Iglesia, los
Organismos de promoción y decisión pastoral y las Instituciones docentes de la
Iglesia en el campo de la Pastoral.
·
Las comunidades cristianas y equipos
de pastoral de la salud.
·
Las congregaciones religiosas:
educación, sanidad y vida contemplativa.
·
La sociedad en general.
Nota importante. La
Campaña del Enfermo en la Iglesia española comprende la celebración de la
Jornada Mundial del Enfermo (11 de febrero) y la celebración de la Pascua del
Enfermo el VI domingo de Pascua (10 de mayo).
CONFERENCIA
EPISCOPAL ESPAÑOLA
COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL
DEPARTAMENTO
DE PASTORAL DE LA SALUD
LITURGIA:
· La
Jornada Mundial del Enfermo es el inicio de un itinerario que culmina en la
Pascua del Enfermo, el VI Domingo de Pascua.
· La
Campaña se centra en la recuperación de una mirada contemplativa hacia la
persona doliente bajo el lema “una mirada
distinta con un corazón nuevo”, invitación que nos hace el Papa a través
del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud.
· La importancia de los símbolos en las
celebraciones: el tema propuesto nos llama a resaltar
varios posibles signos (también presentes en la Palabra): la mirada de Dios y
de Cristo, como lugar donde arranca el encuentro con él y la acción
evangelizadora; el corazón de Jesús, como espiritualidad de la compasión de
Dios hacia el que sufre; o la imagen de algún consagrado/a vocacionalmente
servidor de los enfermos; haciéndolos presentes en los momentos litúrgicos o
celebraciones principales: la Jornada Mundial y la Pascua del Enfermo.
· También se puede y debe usar:
· Cartel
de la Campaña.
· Subsidios
litúrgicos.
11 de
febrero (Ntra. Señora
de Lourdes): “Jornada Mundial del Enfermo” (pontificia y dependiente de la CEE,
obligatoria). Liturgia del día (véase secc. MISAL), alusión en la monición
de entrada y en la homilía; intención en la Oración Universal.
MISAL: para
la feria cualquier formulario permitido (véase pág. 67, n. 5) / para la memoria
1.ª Oración propia, y el resto del común o de un domingo del T.O. Por “utilidad
pastoral”, a juicio del rector de la Iglesia o del sacerdote celebrante, se
puede celebrar con el formulario «Por los Enfermos» (cf. OGMR 376), Pf. Común o
de la memoria.
Monición de entrada:
En esta memoria litúrgica de Ntra. Sra. de Lourdes, la
Iglesia universal nos invita a celebrar la Jornada Mundial del Enfermo. Una
celebración que, en España da inicio a la Campaña que discurrirá hasta la
Pascua del enfermo el VI domingo de Pascua.
El tema
de este año es “Salud y sabiduría del corazón”, que remite a la recuperación de
la mirada hacia la persona que sufre y la necesidad del compromiso de la fe viviendo
las actitudes compasivas del corazón del Padre y del mismo Cristo con los
enfermos.
También
María fue esa mujer que guardaba todo en su corazón. Corazón maternal que
sufrió por su Hijo, y vivió personalmente la pasión de Dios por todos los que
sufrían. Que ella nos impulse a ver quién nos necesita y a comprometernos
también nosotros en el mundo del sufrimiento, y así dar testimonio de nuestra
fe, con el corazón lleno de la sabiduría del Padre.
Oración de los Fieles:
Elevemos
nuestra oración a Dios, fuente de sabiduría, que revela sus misterios a los
pobres y sencillos. Lo hacemos por mediación de María, salud de los enfermos,
respondiendo:
R. Danos,
Señor, la sabiduría del corazón.
—
Por la Iglesia: para que todas las
personas puedan experimentar en ella la fuerza del corazón misericordioso del
Padre. Oremos.
—
Por nuestro mundo, marcado por el
sufrimiento en sus distintas formas, para que Tú, Padre, lo transformes y
pongas en su corazón la sabiduría y el Amor de tu Hijo Jesús. Oremos.
—
Por nuestros hermanos enfermos: para que, experimentando el misterio de la
cruz, sientan también la presencia cercana y maternal de la Virgen.
Oremos.
—
Por las familias de los enfermos, los profesionales,
los voluntarios, y todos aquellos que les atienden y cuidan, tantas veces
preciosos iconos de la caridad al lado del que sufre. Oremos.
—
Por todos los religiosos y religiosas
consagrados al servicio de los enfermos y pobres: para que, como María en su
visita a Isabel, sean imagen de la solicitud de Cristo por los hermanos que nos
necesiten. Oremos.
—
Por nuestra comunidad cristiana: para que tenga siempre unos ojos atentos y
un corazón sensible a las necesidades de quien sufre, y se convierta en
encarnación de tu Corazón misericordioso. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración y danos un
corazón compasivo como el corazón de María, para que nos mostremos siempre más
atentos a las necesidades de nuestros hermanos que sufren. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
Sugerencias
para los cantos:
Entrada: Iglesia peregrina (CLN-408); María es esa mujer (1
CLN-319); Alrededor de tu mesa (1CLN-A4); Dios nos convoca (disco
“16 Cantos para la Misa”); Cristo nos une en torno al altar (disco
“15 Cantos para la Cena del Señor”);
Salmo
responsorial: Goce el Señor con sus obras (Sal 103)
Ofrendas: Te presentamos el vino y el pan (l CLN-H 3); Este pan y vino (l
CLN-H 4); Quiero estar, Señor, en tu presencia (disco “Cantos para
participar y vivir la Misa”). Si se hace procesión de ofrendas se
puede poner música de fondo y se favorece con ello un espacio de “silencio” e
interiorización, se da lectura al significado de las ofrendas.
Comunión: Donde hay Caridad y amor (CLN-O 26); Comiendo del mismo pan (2
CLN-O 27); Fiesta del Banquete (l CLN-O 23); Danos
un corazón grande para amar. (CLN-O).
Final: Gracias, Señor (l CLN-604); Samaritano de amor (de
A. Fernández de León del disco “Quédate, Señor” de P. Núñez Goenaga); Ave de Lourdes; Un canto de envío.
Sugerencias para la
Homilía
1. Las lecturas del día
1R. 8,22-23.27-30: Sobre este templo quisiste que residiera
tu nombre. Escucha la súplica de tu pueblo, Israel. El libro de los
Reyes nos muestra un momento de petición de Salomón para que el Señor escuche
su voz, su necesidad de ayuda y de perdón. El autor inspirado ha recogido el
sentido de la fe de un pueblo que, impresionado por la grandeza del Padre y
viviendo su propia pequeñez, eleva su voz al cielo y clama “escúchame, Señor,
escúchanos”.
Grito
fundante de la historia de salvación en Egipto (“he oído sus quejas, conozco sus sufrimientos” –Ex. 3,7) que
inaugura un amor que ya no terminará jamás, y que se encarnará en Jesucristo. Al
que el pueblo debe responder caminando de todo corazón en su presencia.
Es
como un estribillo que repetían también los enfermos con Jesús (“ten compasión de nosotros” –Mt.9,27), y
es también la oración constante de todo el que pasa por momentos de sufrimiento.
Sal 83,3-5.10-11 ¡Que deseables son tus moradas, Señor de
los ejércitos!.
El salmo nos invita a compartir los sentimientos del salmista al entrar en las
moradas del Señor, porque Dios se fija en su rostro y lo acoje en su casa.
Podemos
sentir en ello, también, una llamada a la Iglesia para que se convierta en un
hogar de Dios donde todos deseen estar, especialmente aquellos que sufren o
están enfermos. Que se convierta en un remanso de paz, donde descansar del duro
camino; que todos “anhelen” esa casa, ese hogar de Dios. Desde el que se pueda
también cantar con el salmista: “mi corazón salta de alegría por el Dios vivo”.
Mc 7,1-13 Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para
aferraros a la tradición de los hombres. El evangelio de hoy es una llamada de
atención a nuestras incoherencias, especialmente cuando no somos conscientes de
que a veces permanecemos anclados en las tradiciones sin ver a las personas.
Quiere que nuestra mirada no vea las formas, las apariencias, sino el corazón,
y con la misma, se exprese en un compromiso de Amor hacia el hermano que sufre.
A
veces nos falta la mirada de Jesús, para ver al otro con misericordia y cariño,
y no con juicio. Jesús, con su manera de ver y acercarse a cada persona que
sufre, muestra la gratuidad de Dios, su amor infinito por todos. Y lo hace curando
y perdonando.
Así
debe ser nuestra misión evangelizadora: una tarea que abra los ojos a la
realidad del que sufre y le acerque al contacto directo con una persona, Jesús,
que se le hace presente y le empuja también a ella a vivir ese amor en su vida
y desde su situación concreta, enfermo o sano, familiar o profesional,
voluntario o consagrado.
Otra
manera de descubrir el amor de Dios es a través del testimonio de tantos
hermanos y hermanas nuestros que viven la enfermedad y el sufrimiento desde su
fe y se convierten –muchas veces- en verdaderos iconos del amor redentor de Jesús,
con una actitud semejante a la de Él en la Cruz. Ellos son hoy sacramentos
vivientes de la presencia de Jesús en medio de nosotros.
Un
cristiano que quiere seguir a su maestro no puede desligar su fe de su
compromiso por el hermano concreto, por la justicia social en el mundo de la
salud y por los que están viviendo a su lado, familia y profesionales.
2.
Del Mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo,
11 febrero 2015
·
La sabiduría es es una actitud infundida por el Espíritu Santo
en la mente y en el corazón de quien sabe abrirse al sufrimiento de los
hermanos y reconoce en ellos la imagen de Dios.
·
Sabiduría del corazón es servir al hermano. Cuántos cristianos dan testimonio también hoy, no
con las palabras, sino con su vida radicada en una fe genuina, y son «ojos del
ciego» y «del cojo los pies». Personas que están junto a los enfermos que tienen necesidad de una asistencia continuada,
de una ayuda para lavarse, para vestirse, para alimentarse. Este servicio,
especialmente cuando se prolonga en el tiempo, se puede volver fatigoso y
pesado. Es relativamente fácil servir por algunos días, pero es difícil cuidar
de una persona durante meses o incluso durante años, incluso cuando ella ya no
es capaz de agradecer. Y, sin embargo, ¡qué gran camino de santificación es
éste! En esos momentos se puede contar de modo particular con la cercanía del
Señor, y se es también un apoyo especial para la misión de la Iglesia.
·
Sabiduría del corazón es estar con el hermano. El tiempo que se pasa junto al enfermo es un
tiempo santo. Es alabanza a Dios, que nos conforma a la imagen de su Hijo, el
cual «no ha venido para ser servido, sino para servir y a dar su vida como
rescate por muchos» (Mt 20,28).
·
Sabiduría del corazón es salir de sí hacia el
hermano. A veces nuestro mundo olvida el valor especial del
tiempo empleado junto a la cama del enfermo, porque estamos apremiados por la
prisa, por el frenesí del hacer, del producir, y nos olvidamos de la dimensión
de la gratuidad, del ocuparse, del hacerse cargo del otro.
·
Sabiduría del
corazón es ser solidarios con el hermano sin juzgarlo. La caridad tiene
necesidad de tiempo. Tiempo para curar a los enfermos y tiempo para visitarles.
Tiempo para estar junto a ellos, como hicieron los amigos de Job: «Luego se
sentaron en el suelo junto a él, durante siete días y siete noches. Y ninguno
le dijo una palabra, porque veían que el dolor era muy grande» (Jb 2,13). Pero los amigos de Job
escondían dentro de sí un juicio negativo sobre él: pensaban que su desventura
era el castigo de Dios por una culpa suya. La caridad verdadera, en cambio, es
participación que no juzga, que no pretende convertir al otro; es libre de
aquella falsa humildad que en el fondo busca la aprobación y se complace del
bien hecho.
Oración
Señor, en mi vida me pregunto
muchas veces cómo actuarías Tú.
Te veo junto a los enfermos, cómo les
ayudas,
y cómo afrontas Tú el sufrimiento.
¡Cuánto me falta para parecerme a Ti!
Dame tu Espíritu, Señor.
Dame un corazón misericordioso como el tuyo.
Llénalo de esperanza cuando estoy enfermo
o cuando acompaño a quien lo está.
Ilumina mi mirada
para acercarme a los enfermos y sus
familias
descubriendo sus necesidades,
pero también sus riquezas y recursos.
Y tú, María, que guardabas
todos los misterios de la vida en el
corazón,
haz que yo guarde en el mío las preciosas
–y a veces dolorosas-
experiencias compartidas en medio del
dolor,
y las transforme en Vida.
CONFERENCIA
EPISCOPAL ESPAÑOLA
COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL
DEPARTAMENTO
DE PASTORAL DE LA SALUD
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