Aunque a principio de curso habíamos programado la posibilidad de una celebración conjunta de la Pascua del Enfermo para el día 3 de mayo , este curso NO tendremos una celebración especial organizada por el Secretariado.
Desde aquí animamos a todos los agentes a preparar con mimo y participar en la celebración de cada una de sus parroquias. Para ello les ponemos a continuación la Liturgia que nos envían desde el Departamento Nacional.
CAMPAÑA
DEL ENFERMO 2013 – LITURGIA
VI Domingo de Pascua – 5 de Mayo
– Pascua del Enfermo –
Sugerencias pastorales
·
En el clima propio de este
tiempo pascual la Iglesia de España ha puesto la Pascua del Enfermo.
·
Ha de ser un día y una fecha
especiales para expresar que los enfermos y sus familias tienen un lugar importante
en la Comunidad, que están en su corazón como lo estuvieron en el corazón de
Cristo.
·
La comunidad parroquial deberá
movilizarse para facilitar la asistencia del mayor número posible de enfermos a
la celebración.
·
El aprecio y cariño de la
Comunidad por los enfermos pueden expresarse con gestos concretos, un sencillo
objeto que sirva de recuerdo y ánimo, un mensaje de la comunidad para la
situación personal... Pequeños detalles que se entregan al finalizar la
Eucaristía, o se llevan al domicilio cuando el enfermo no ha podido participar
en la celebración.
·
La celebración es un buen
momento para destacar la importancia de quienes se ocupan de los enfermos en la
comunidad, el equipo parroquial que anima y coordina, los ministros
extraordinarios de la comunión, el testimonio y la preocupación de toda la
comunidad por sus miembros enfermos... Se trata de un pequeño gesto de apoyo y
agradecimiento a su entrega.
El
lenguaje de los símbolos
·
Cartel de la Campaña.
·
Recordamos la Jornada Mundial
del Enfermo
y cómo en el relato de la creación aparecían la luz, el agua, las semillas y los astros.
·
Aprovechar la fuerza expresiva
del agua en todo este tiempo pascual.
·
Tener
presentes los utensilios que emplea el Buen
Samaritano: “le vendó las heridas echándoles aceite y vino...”
·
Si hay un “detalle-recuerdo”,
un mensaje, pueden colocarse en un lugar visible cerca del presbiterio, junto
al altar.
Monición de entrada
El
amor de Dios manifestado en Cristo resucitado, sigue animando nuestra vida. Este domingo nos
ofrece el modelo de una Iglesia que crece movida por el Espíritu Santo,
tanto en conocimiento como en amor, en fortaleza y en comprensión.
Hoy
los enfermos y sus familias, los profesionales de la salud, tienen un espacio
especial en nuestra celebración: es la Pascua del Enfermo. Un día y una
celebración para unirnos a tanto dolor y sufrimiento como hay en nuestro
entorno parroquial, pero también para decirles que no están solos, que lo mismo
que Jesús mostró su cercanía y su preocupación, lo hace la parroquia como
cuerpo asistencial de Dios.
La
celebración de hoy nos invita a reflexionar sobre nuestro amor Jesús, su
Palabra y su Espíritu y, como en la parábola del Buen Samaritano cuando Jesús es
preguntado por “quién es mi prójimo”, Jesús sigue dando la misma respuesta que
se hace invitación: “Anda y haz tú lo mismo”. Convencidos de que estamos aquí
porque le amamos en los hermanos, comenzamos nuestra celebración pendientes de
lo que Él quiere, pendientes de su Palabra.
Saludo
El
amor, la paz y la alegría de Cristo resucitado, esté con todos vosotros.
Acto Penitencial
Dios
nos ama, y espera que correspondamos a ese amor. Pero son muchas las veces que no
lo conseguimos. Reconocemos nuestras faltas
de amor y confiamos en su misericordia.
- Por las veces que en nuestras dificultades y tensiones no te sentimos a nuestro lado. Señor ten piedad.
·
Por los momentos en que no estamos
atentos a tu Palabra. Cristo,
ten piedad.
·
Porque en nuestra vida no siempre
confiamos en tu Espíritu. Señor
ten piedad.
Monición a las lecturas
Los apóstoles se reúnen, se dejan guiar por el Espíritu y
solucionan los problemas surgidos en la comunidad cristiana. La
liberación que Cristo había traído a los hombres comienza a plasmarse en
realidades concretas.
Juan describe la
Iglesia celestial perfecta y bella, cuyo origen es el triunfo del resucitado.
Para
nosotros, los discípulos de Cristo, el reto es conseguir que esa Jerusalén
brille ya entre nosotros con el esplendor que Juan la describe.
En
el Evangelio Jesús promete el Espíritu para que la
comunidad no se quede sola, y no corra el peligro de tergiversar u olvidar la
verdadera palabra del Señor. Su ida al Padre significa una
vuelta más completa hacia sus discípulos. Esto será posible gracias a la Palabra,
al Amor y a la presencia del Espíritu Santo, fuerzas santificadoras y creadoras.
Oración de los fieles
Llenos de gozo por la Resurrección y
unidos a Cristo, que intercede siempre por nosotros, elevemos, nuestra
oración al Padre.
·
Por la Iglesia universal, para
que dé testimonio de la resurrección con su
amor a Jesucristo y viva en el amor del Espíritu. Roguemos al Señor.
·
Por el Papa y los pastores de
la Iglesia para que en su adecuada expresión y vivencia de la fe ayuden a llevar
las cargas de los otros. Roguemos
al Señor.
·
Por todos los pueblos del mundo,
para que en sus diferencias, alcancen la paz que Cristo trae y comunica en su
paso de la muerte a la vida. Roguemos
al Señor.
·
Por los enfermos para que se sientan bien
tratados y aliviados y el Señor les sostenga en la fe y la esperanza por el
camino de la vida. Roguemos al Señor.
·
Por las familias de los enfermos y cuantos se dedican a curar
y cuidar a los enfermos para que lo hagan con profesionalidad y el cariño de
sentirse “prójimos”. Roguemos
al Señor.
·
Por todos los que estamos aquí reunidos para
que vivamos siempre atentos a las indicaciones del Espíritu, que nos guía hacia
la fraternidad universal y enseña a hacernos prójimos de cuantos nos
encontramos por el camino. Roguemos al
Señor.
Señor
y Dios nuestro, que has prometido hacer morada en aquel que escucha tu palabra
y la guarda, escucha nuestra oración y envíanos el Espíritu Santo, para que nos
recuerde lo que Cristo ha dicho y enseñado y nos haga capaces de dar testimonio
de ello con nuestras obras y palabras. Por Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos.
Sugerencias
para la homilía
1.
Las lecturas del Domingo
·
Hch 15,1-2.22-29. En
la comunidad de Antioquía nacen
las primeras discrepancias con motivo de la misión entre los gentiles. Los
apóstoles se reúnen en Jerusalén y, dejándose guiar por el Espíritu, dan
solución a los problemas surgidos en la comunidad cristiana. Buscan la comunión
y determinan aceptar las diferencias existentes entre las comunidades. El texto
es un vivo ejemplo de colegialidad en la vida de la Iglesia, de diálogo y de
apertura a otras culturas; pero también lo es de valentía, de decisión y de
saber asumir los riesgos. En el centro del texto se pone de manifiesto la
presencia del Espíritu en la Iglesia, Él es el que dirige las decisiones y el
que alienta la actividad misionera.
·
Sal 66. La comunidad agradece al Señor los frutos de la tierra y le
pide que renueve constantemente sus bendiciones, para que todos los pueblos
reconozcan en el Dios de Israel al único Dios. Presenta el carácter universal
de la alabanza que le debemos a Dios.
·
Ap 21,10-14.22-23. El libro del Apocalipsis describe lo que podríamos
llamar la Iglesia celestial, la Nueva Jerusalén, que tiene su
origen en el triunfo del resucitado y se
caracteriza por su perfección y belleza. Está bien cimentada,
estructurada y defendida en torno a los apóstoles. Toda ella está iluminada, embellecida
y santificada por el Espíritu de Dios. Es el
triunfo del bien sobre el mal, del amor sobre el odio, de la vida sobre la
muerte. En nuestra sociedad se va construyendo la ciudad del futuro.
·
Jn 14,23-29. Jesús se despide
de sus discípulos con palabras de consuelo y promesa de presencia, es la
presencia afectiva de Dios en la comunidad y en cada uno de sus miembros. Es
una situación que se caracteriza por la relación de intimidad y de
acompañamiento amoroso: «El
que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos
morada en él». Cada uno
de nosotros somos morada de Dios, Él vive en y con nosotros, formando comunidad
con los que ama. Es una comunidad de amor guiada por el Espíritu para vivir con
Dios y para Dios.
Pero además, Jesús se despide comunicando su paz,
que es el bienestar, el reposo y la seguridad de quien posee la presencia
divina en él, y con ella todos los bienes. Sus discípulos deben sentirse en
paz, sentir su paz, comunicar la paz. Jesús se despide de sus discípulos con
las tres fuerzas santificadoras
y creadoras de la Iglesia: La Palabra, el
Amor y el Espíritu Santo.
2.
La
Pascua del Enfermo (del Mensaje
de los Obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral)
·
La
Pascua del Enfermo constituye una oportunidad para evocar algunas claves de
referencia cristiana ante el sufrimiento, vivido en términos de acompañamiento
o de experiencia propia del mismo. Jesús constituye siempre nuestro referente
ético y pastoral para hacer bien al que sufre y hacer bien con el propio
sufrimiento. El corazón del ser humano se mide por su capacidad para aliviar el
sufrimiento, propio y ajeno.
·
“Anda y haz tú lo mismo” (Lc 10, 37) es una invitación
al encuentro compasivo con la característica de una eficaz proximidad en comportamientos de tocar, ver, acercarse, dejarse
afectar, comprometer la propia energía liberadora ante el sufrimiento.
·
Desde
la tradición bíblica y a lo largo de la historia del cristianismo la compasión
es misericordia y amor al prójimo, que viene del amor a Dios. Se expresa como
un estremecimiento de las entrañas que comporta la misericordia y tiene
diferentes momentos: ver, entrar en
contacto con alguna realidad de sufrimiento mediante los sentidos; estremecerse, impulso interior o
movimiento íntimo de las entrañas; y actuar,
es decir, que mueve a la acción. Se trata, pues de una voluntad de “volver del
revés el cuenco del corazón” y derramarse compasivamente sobre el sufrimiento
ajeno sentido en uno mismo. Agustín de Hipona a la misericordia la llamó “el
lustre del alma” que la enriquece y la hace aparecer buena y hermosa.
·
“Una
sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir
mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado
también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana” (Spe Salvi 38). Se
subraya así el potencial humanizador de la compasión ante el sufrimiento humano
que se encarna, entre otras formas en la empatía que ha de caracterizar todo
acompañamiento en el sufrir, con la ternura a la que nos ha invitado el Papa
Francisco en sus primeras intervenciones.
·
La capacidad de silencio,
de asombro y admiración, de contemplar y de discernir, de profundidad, de
trascender, de conciencia de lo sagrado y de comportamientos virtuosos como el
perdón, la gratitud, la humildad o la compasión son elementos propios de lo que
entendemos por inteligencia y competencia espiritual, necesarias para la
formación del corazón de los agentes de pastoral y profesionales de la salud
(Deus Caritas Est 31).
·
En la parábola
descubrimos al personaje del herido que se deja curar y cuidar por un extraño.
Puede ser una provocación del Señor para preguntarnos a todos por nuestras
propias vulnerabilidades y nuestra disposición a dejarnos querer, cuidar y
ayudar, porque todos somos a la vez heridos y agentes de pastoral, sanadores
heridos, en el fondo.
Despedida
Han
pasado seis semanas de la gran fiesta de la Pascua, del paso de las tinieblas a
la luz, de la tristeza a la alegría, de la muerte a la vida. La Pascua tenemos
que vivirla a diario, nuestra vida ha ser una fiesta continua. Lo conseguiremos
si desde la fe en el amor de Dios nos hacemos prójimos en el camino de la vida
de todos los necesitados, si revestimos nuestra vida de misericordia y
derramamos compasión a cada paso. ¡Feliz Pascua del Enfermo en la
Pascua del Señor!
Cantos para la celebración
Entrada: Juntos cantando la alegría (1CLN-410);
Cristo nos da la libertad (1CLN-727); El que me ama guardará mi
palabra (del disco “15 Nuevos cantos para la Misa” de Erdozáin).
Salmo: LDS o el Salmo A Dios den
gracias los pueblos (1CLN-510)
Aleluya: Canta aleluya al Señor (CB-33)
Ofertorio: Llevemos al Señor (del
disco “16 Cantos para la Misa”)
Santo: 1 CLN-I 2. Santo: 1 CLN-I 2
Comunión: En la paz de
Cristo (1CLN-603); Delante de Ti (del disco “Cantos para participar
y vivir la Misa”); Te damos gracias, Señor (1CLN-531); Guarda mi alma
en la paz, de Deiss (1CLN-710); Un
Buen Samaritano (de A. Alcalde en el disco); Samaritano
de amor (de A. Fdez. León en el disco “Quédate, Señor” de
Pedro Núñez); Camino
de Jericó (F. Palazón en el disco Parábolas)
Final:
Regina coeli (gregoriano).
Oración
Jesús,
Buen Samaritano,
que
viviste aliviando el sufrimiento
de
quienes encontrabas en el camino,
como
expresión de la misericordia del Padre.
Nuestro
mundo arde en deseos de eternidad,
pero
el camino de la vida es largo y tortuoso:
hay
violencia, desgracia y desesperanza.
Nuestro
mundo sufre.
Ayúdanos
a bajar a lo profundo del corazón,
donde
habitan las carencias
y se
descubren las necesidades,
donde
se escucha el grito del dolor,
la
voz de quien sufre y necesita.
Danos
entrañas de misericordia,
para
que no demos rodeos ante los que sufren
y
sepamos caminar con los ojos del corazón abiertos
para
ayudar a quienes nos necesitan.
Haznos,
Señor, buenos samaritanos
para
que el mundo descubra en nuestra vida
el
rostro misericordioso del Padre.
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