Este año la Pascua del Enfermo se celebra el 25 de mayo (6º domingo de Pascua)
Ponemos a continuación La Liturgia para ese día y sugerencias del Departamento Nacional que pueden ayudar para la celebración
LITURGIA PASCUA DEL ENFERMO 2014
La
Pascua del Enfermo (VI Domingo de Pascua) es el final de un itinerario que se
inicia el 11 de febrero, Jornada Mundial del Enfermo.
La
Campaña de este año se centra en la relación directa entre la Fe y la Caridad
bajo el lema “también nosotros debemos
dar nuestra vida por los hermanos”, invitación que nos hace el Papa a
través del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud.
La
Iglesia española se acerca tradicionalmente en este domingo, en el seno de sus
comunidades parroquiales, al mundo de los enfermos, sus familias y los
profesionales sanitarios, así como mostrando el rostro de Cristo curando y
acompañando a los enfermos.
La importancia de los símbolos en las
celebraciones: el tema propuesto nos llama a resaltar
varios posibles signos: la pila bautismal, como lugar donde arranca nuestra
vida de fe; el credo, como expresión comunitaria de la misma; y cualquier otro
signo que exprese la caridad (de los cuales nuestro lenguaje litúrgico y
pastoral posee muchos), haciéndolos presentes en los momentos litúrgicos o
celebraciones principales.
También se puede y debe usar:
Monición
de entrada
En este VI domingo de Pascua la Iglesia española celebra
la Pascua del enfermo.
El tema de este año es “Fe y Caridad”, que remite tanto a
nuestro ser bautizados, como a la necesidad de expresar esa fe en el compromiso
con los demás, en concreto con los enfermos y en el mundo de la salud.
Uniéndonos a la Iglesia apostólica, también hoy nos
llenamos de alegría al sentir como el Señor sigue a nuestro lado defendiéndonos
en los momentos difíciles, enviándonos su Espíritu Santo curador. También su
Palabra y su Cuerpo eucarístico serán nuestra fuerza, que nos empujaran a
alabarle y descubrir las maravillas que sigue actuando cada día en tantas
personas.
(Acogemos en esta celebración a los hermanos que van a
recibir el Sacramento de la Unción).
Con alegría y gozo, iniciamos esta celebración.
Oración de los Fieles
Invocamos
a Dios nuestro Padre, que resucitó al Hijo que dio su vida por nosotros, y le presentamos
nuestras intenciones y las de todo el mundo.
Por
nuestro mundo, marcado por el sufrimiento en sus distintas formas, para que Tú,
Padre, lo transformes y pongas en su corazón el Espíritu del Amor, el espíritu
de tu Hijo. Oremos.
Por
la Iglesia, para que en los caminos del mundo plasme Tu amor, como Iglesia
samaritana, entre los más pobres y enfermos. Oremos.
Por
los que rigen los destinos de los pueblos, para que tu Amor ilumine sus políticas
sanitarias y pongan siempre en su centro a las personas, antes que a la
economía. Oremos.
Por
nuestros hermanos enfermos, para
que sientan Tu presencia a través del encuentro con buenos samaritanos que les
hagan sentir tu cariño y misericordia. Oremos.
Por
las familias de los enfermos, los profesionales, los voluntarios, y todos
aquellos que les atienden y cuidan, tantas veces preciosos iconos de la caridad
al lado del que sufre. Oremos.
Por
nuestra comunidad cristiana, para
que tenga siempre unos ojos atentos y un corazón sensible a las necesidades de
quien sufre, y se deje evangelizar también por ellos. Oremos.
Escucha, Padre, nuestra oración y ayúdanos
a llevar al mundo el amor-Caridad que de ti hemos recibido en Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
Sugerencias para la
Homilía
Las lecturas del día
Hch. 8,5-8.14-17: Les imponían las manos y recibían el
Espíritu Santo. El
Bautismo
recibido por Felipe le empuja a predicar y a hacer signos sobre los enfermos y
paralíticos. Esto trae la alegría al pueblo, que sienten el poder del Espíritu
Santo enviado por el Resucitado.
Como
Felipe, un cristiano bautizado en Cristo no puede desligar su fe de su
compromiso por el hermano concreto, por la justicia social en el mundo de la
salud y por los que están viviendo a su lado, familia y profesionales.
Sal 65,1-3ª.4-5.6-7ª.16.20: Aclamad al Señor, tierra entera. El salmista
nos invita a escucharle y a descubrir las maravillas que el Señor ha hecho con
él; cómo el Señor no rechazó su súplica ni le retiró el favor cuando más lo
necesitaba. Experiencia también vivida por muchos enfermos.
Invitación
a la alegría y la alabanza que extiende a toda la tierra. Que toda la humanidad
aclame al Señor y descubra sus obras.
1 Pe.315-18: Como era hombre, lo mataron, pero, como poseía
el Espíritu, fue devuelto a la vida. Estamos llamados a dar razón de nuestra esperanza, tanto en
la salud como en la enfermedad. Confiados en que, a imagen de Cristo lleno del
Espíritu, también nosotros seremos llenados de Vida.
Jn 14,15-21: Yo le pediré al Padre que os dé otro defensor. El evangelio de
hoy es una invitación a no dejarnos llevar por el miedo ante las dificultades.
Esta es una experiencia muy común a quien tiene que vivir la enfermedad, y a su
entorno familiar.
Pero
Él nos dará otro Defensor, el Espíritu Santo. Con Él los miedos se disipan en
la confianza del que afrontó en su propia carne el dolor, el sufrimiento y la
muerte, venciéndolos. Él no nos dejará huérfanos, y menos en ese momento; Él
siempre estará con nosotros.